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Tierra Alta

Valle de Bravo, Edo. Méx.

$17,800,000 MXN

342 m²

4

Inmediata

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Tierra Alta es un refugio íntimo entre los bosques de Valle de Bravo, donde la naturaleza dicta el ritmo y la arquitectura acompaña en silencio. Enclavada en una zona privilegiada, esta residencia propone una forma de habitar más consciente: conectada con el paisaje, con el tiempo y con lo esencial.

La casa se organiza alrededor de un patio central que resguarda un árbol antiguo—una pausa verde desde la cual se despliegan corredores, columnas y estancias abiertas que evocan la plaza de un pueblo. Cada espacio fue concebido para dejar pasar la luz, el aire, la sombra; para enraizarse con serenidad en su entorno.

Los materiales, sobrios y honestos—concreto y ladrillo aparente en tonos oscuros—dialogan con la corteza de los árboles que rodean el terreno. El resultado es una arquitectura contenida, moderna, profundamente enraizada en su contexto natural.

Héctor Delmar Arquitectura es un despacho con sede en la Ciudad de México, enfocado en desarrollar una arquitectura bioclimática profundamente conectada con su contexto. Su práctica se distingue por un enfoque técnico y sensible, donde el clima, el paisaje y la vida cotidiana se convierten en materia de diseño.

Cada proyecto nace de una lectura minuciosa del sitio: la orientación solar, el viento, la vegetación y la topografía no se asumen como restricciones, sino como elementos esenciales que definen la forma de habitar. El despacho ha desarrollado proyectos residenciales y turísticos que integran sostenibilidad, claridad estructural y una estética contenida. A través de patios, recorridos abiertos, ventilación natural y materiales nobles, su arquitectura propone una manera de vivir más consciente, más cercana a lo esencial.

En Héctor Delmar Arquitectura, construir es también cuidar: del lugar, de los recursos y de quienes lo habitan.

Coporito se descubre en el ritmo lento del bosque: el crujir de las hojas, el murmullo del viento entre los pinos, la luz filtrada que cambia con las horas. Su belleza no llama la atención, se deja sentir; entre senderos, niebla y silencio compartido.

Lo que nos atrae de este rincón de Valle de Bravo es su equilibrio natural: cerca del agua y de la montaña, entre la calma de la tierra y la presencia viva del entorno. Aquí, el tiempo se estira, se respira diferente. La vida se organiza alrededor del fuego, la lluvia, el paseo lento.

Nos inspira su manera de habitar: con discreción y profundidad, con respeto por lo que ya estaba. En Coporito, cada árbol parece tener memoria y cada casa se construye para pertenecer. Es un lugar que no necesita definirse: simplemente existe, sereno y presente.

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