Ruta del lago
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Ruta del Lago es un conjunto residencial que encuentra su esencia en la armonía entre la arquitectura y el paisaje. Ubicado en una de las zonas más tranquilas y exclusivas de Valle de Bravo, el proyecto propone una forma de habitar donde el confort y la naturaleza conviven con equilibrio. Su nombre alude al entorno que lo rodea: un paisaje de agua, bosque y caminos que inspiran calma y movimiento.
El diseño, a cargo de Artigas Arquitectos, parte de una lectura sensible del sitio. Cada casa se adapta a la topografía y a la orientación, generando vistas abiertas y espacios que se integran con la vegetación circundante. La relación entre interior y exterior es constante: las terrazas, patios y ventanales amplios enmarcan el paisaje y lo incorporan a la vida diaria.
Los materiales—madera, piedra y concreto aparente—refuerzan la conexión con la naturaleza y aportan una estética sobria y contemporánea. Así, Ruta del Lago se presenta como un refugio donde el lujo se entiende no como exceso, sino como equilibrio: un lugar donde la arquitectura acompaña el entorno y celebra la experiencia de habitarlo.
Artigas Arquitectos es un despacho con una trayectoria que abarca más de ocho décadas dedicadas a crear espacios donde la arquitectura se convierte en punto de encuentro. Fundado en 1939, el estudio ha consolidado una práctica que combina experiencia, innovación y una profunda pasión por México.
Su filosofía parte de una idea esencial: la arquitectura es un acto colectivo. El equipo trabaja bajo una misma visión, construyendo proyectos que integran funcionalidad, belleza y sentido humano.
Cada obra de Artigas Arquitectos nace de una lectura atenta del lugar y de quienes lo habitan. Su lenguaje combina precisión técnica con calidez material, buscando siempre la armonía entre lo contemporáneo y lo perdurable.
A lo largo de más de 2,500 proyectos en América y Europa, el estudio ha mantenido una coherencia que trasciende estilos: una arquitectura que no se impone, sino que dialoga; que no busca destacar, sino permanecer a través del tiempo y las personas que la viven.
Valle de Bravo es un refugio entre montañas, donde el bosque, la neblina y el lago marcan el ritmo de los días. Es un lugar que invita al recogimiento y al movimiento, a la contemplación silenciosa tanto como a la aventura al aire libre.
En el corazón de este entorno está Rancho Avándaro, un desarrollo que celebra la vida en contacto con la naturaleza. Aquí, las actividades cotidianas —cabalgar, cosechar del huerto, recorrer senderos— se convierten en rituales simples y significativos. La arquitectura se integra al paisaje con respeto, permitiendo que la luz, el clima y la tierra sean parte esencial de la experiencia.
Lo que define este lugar no es la ostentación, sino la autenticidad. Vivir en Rancho Avándaro es encontrar lujo en lo esencial: el aire limpio, la calma del entorno, la conexión con lo natural. Es habitar con intención, rodeado de belleza serena y plenitud silenciosa.