$14,465,620 MXN
118 m²
2
Si
INVIERNO 2027
/Escríbenos
Vaya Vaya es un refugio junto al mar que celebra la vida al ritmo del trópico. Ubicado en la Riviera Nayarit, este proyecto nace de una conexión íntima con el paisaje: el sonido del oleaje, la sal en el aire, la sombra de las palmas. Cada decisión de diseño responde a su entorno, buscando fundirse con él en lugar de imponerse.
La arquitectura es abierta, ligera y transparente. El uso de materiales naturales —madera, palma, concreto aparente— refuerza la sensación de calma y pertenencia. Todo fluye entre interior y exterior, entre lo construido y lo vivo.
Vaya Vaya no es solo un espacio, es una experiencia. Un lugar para pausar, sentir y habitar con todos los sentidos. Un destino que captura la esencia costera sin artificios: simple, cálido, esencial. Como si siempre hubiera estado ahí.
Estudio Atemporal busca crear espacios que no se sujeten al tiempo, sino que lo trasciendan. Su enfoque parte del análisis profundo del contexto y de una escucha atenta al presente, para dar forma a una arquitectura que no mira hacia atrás ni condiciona lo que está por venir.
Su práctica es integral: abarca desde la arquitectura y el diseño de mobiliario hasta la construcción de una identidad visual coherente con cada espacio. Atemporal trabaja con una sensibilidad particular, buscando siempre atmósferas que dignifiquen el habitar y dialoguen con el entorno inmediato.
Cada proyecto es una búsqueda por lo esencial. Espacios sobrios, tranquilos y silenciosos, capaces de sostenerse en el tiempo sin perder fuerza ni claridad. Una arquitectura que no se impone, sino que permanece.
La Cruz de Huanacaxtle es un lugar donde el mar y la montaña se encuentran en silencio. Donde los días empiezan con el canto de las aves y terminan con la brisa salada que llega desde la bahía. Aquí, la vida sucede con otro ritmo: más pausado, más atento, más en sintonía con el entorno.
Lo que más nos atrae de La Cruz es su equilibrio natural. La comunidad pesquera convive con una marina moderna, los manglares crecen junto a los caminos de tierra, y la vegetación tropical abraza las casas como si siempre hubieran estado ahí.
Entre calles tranquilas, frutas recién cortadas y atardeceres que incendian el horizonte, encontramos una manera de habitar que no busca destacar, sino pertenecer. La Cruz no se presume, se vive. Y eso la hace profundamente especial